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inconformes

historia de un ciudadano raro

Existe un rumor en el viento, se dice que alguien camina sin rumbo llorando cada noche, sólo.
Se dice que desde hace años comparte cama con la soledad, que hace el amor con el silencio. Muchos son los que dicen haberlo visto pero nadie puede demostrarlo.

Siempre anda con una máscara que a la mayoría asusta, a otros tantos atrae y a pocos causa indiferencia. Yo le vi la otra noche, su máscara era blanca, reluciente, bella pero sus ojos...sus ojos lloran agujas, están llenos de tristeza, vacuos de plenitud, desesperados de poder mirar sin miedo. Nevaba, su pasión dejaba un rastro de nieve derretida a su paso, dejando al descubierto un camino que sólo podía llevar a un lugar, el dolor.
Dicen también que fue la luna su única compañera durante su infancia, que un rumor de olas llenaba sus juegos, plenos de imaginación y creatividad desbordante; en ellos viajaba a mundos paralelos donde era feliz, donde la gente le miraba a los ojos y sonreía sinceramente, donde el amor no era sólo un verbo y donde la libertad no hacia mejores a los hombres, sino simplemente hombres.

Aún ahora viaja a otros mundos con su imaginación en sus paseos nocturnos, cubierto de su máscara forjada de soledad, se refugia en los pequeños detalles como si quisiera absorber cada gota de aire que hay en ellos, porqué la esperanza murió hace tiempo en las grandes palabras, porque jugando con la luna de pequeño descubrió que el mundo no es un lugar para vivir, sino para morir y porqué, una vez más, descubrió que en este mundo a veces es mejor jugar sólo que no jugar…

1 comentario

Esther -

"Debo ser un poco raro. No me gusta divertirme. Si a los quince soy así, cómo seré a los treinta. Mamá me mira a menudo como buscando en mí algún rasgo que le recuerde a Estela. Creo que nos parecíamos en los ojos, aunque ella los tenía oscuros y yo verdes. Ah, pero la mirada era la misma. Sólo que ella miraba al Más Allá y yo al Más Acá" (Nube de Verano, Mario Benedetti). Podremos mirar al 'Más Acá', el mundo será un lugar para vivir, mientras existan ciudadanos raros. Los ojos tristes, suelen ir acompañados de sinceras sonrisas, esa es la paradoja; y hablando de pequeños detalles, se me olvidaba uno: si en un paseo nocturno además de encontrarte con la luna, me ves a lo lejos ¿nos quitamos las máscaras?
Enhorabuena por tu texto y por sobrevivir en una ciudad que añora caricias y abrazos, simplemente jugando a ser tú.