libertad y demás soledades...

Jokin era un niño solitario, tímido, demasiado inteligente, nunca entendió el borreguismo de las cuadrillas o grupos, nunca fue popular, porque no está de moda leer sino ver programas que exponen vidas ajenas, porque a veces no tenemos el valor de afrontar que las nuestras propias, son diferentes a como las mostramos, ávidos de bailes de máscaras venecianas. Jokin vivía cuando se ocultaba el sol y se cerraban sus ojos de niño y podía soñar que vivía en un mundo donde él tuviese lugar y donde no se odiase y asesinase (remarco esta palabra) a los que son diferentes o simplemente libres.
Al principio Jokin sólo era un niño solitario, ese era el único castigo impuesto, supongo que muchos recreos los pasaría escondido en los baños o quizá tras una verja que le permitiese mantenerse lejos de la ridiculización y a la vez observar a sus compañeros reírse y jugar. Pronto los lobos encontraron una buena excusa para jugar a lo que juegan los mayores, para sacarle de su soledad y encajarle en el terrible engranaje de nuestra sociedad. Jokin padeció una gastritis que le hacia imposible la contención, una coral que le señalaba y le miraba con mofa y maldad en medio de clase cantaba repetitivamente una pequeña canción de pájaros muertos, mientras, quizá en ese momento Jokin ya había empezado a caer en esa muralla, aunque aún no se hubiese lanzado. Buscaron numerosas excusas más, cantaron, le golpearon, se rieron, le humillaron o simplemente, miraron sin hacer nada al respecto. Todos son culpables, al menos en su propia conciencia.
Los medios de comunicación y los psicólogos lo llaman bullying, en castellano la traducción sería algo así como matonismo, que forma más fácil y cobarde de acortar un problema
El pueblo se llamaba Fuenterrabia, hoy su nombre suena más intensamente que nunca en su historia. Por sus calles vagaba un padre gritando: No es la escuela o institutos, somos nosotros mismos, ¡nos reflejan!, ¿no os dais cuenta? decía a los periodistas voraces de rabia, precisamente, pero sordos. La muralla de Hondarribia se ha llenado de velas, flores y mensajes y mi cabeza, al igual que las de mucha gente, de recuerdos terribles. Estar solos es el primer riesgo de ser libres Y el riesgo de no ser libres es también estar solos dice Gala en su cementerio de los pájaros, yo digo que no se cual de los dos tipos de soledad es más horrible, pero que sí se cual elijo yo "
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